Hoy fue uno de esos días en los que no hice nada de lo que tenía “pendiente”. No taché tareas, no avancé en ningún proyecto, no tuve charlas profundas ni momentos épicos. Pero algo dentro mío me dijo: este día también vale.
Porque descansar también es un acto de presencia. Porque estar en silencio, sin correr detrás del tiempo, puede ser un lujo y una necesidad. Y porque no siempre tenés que justificar tu existencia con productividad.
En un mundo que mide el valor por lo que hacés, tomarse un día para simplemente ser es un gesto valiente.
🛏️ ¿Por qué también vale ese “no hice nada”?
- Porque tu cuerpo necesitaba recuperar energía.
- Porque tu mente necesitaba respirar sin resolver todo.
- Porque tu alma necesitaba silencio y espacio.
- Porque no sos una máquina, y eso está bien.
🧘 Una frase para llevar en esos días “vacíos”
“No hice nada productivo, pero me cuidé. Y eso también es un logro.”
La pausa no es pérdida. Es parte del ritmo. Es parte del proceso. Es parte de vos. Hoy no hiciste nada, pero te escuchaste. Y eso también importa.
Estudios en neurociencia muestran que el cerebro consolida información, creatividad y regulación emocional durante los momentos de descanso pasivo. No hacer nada también es hacer mucho.