Durante mucho tiempo pensé que el caos era algo que debía evitar. Que si todo estaba desordenado, yo estaba fallando. Pero hoy entendí que el caos también puede abrazarte. Que a veces no hay un plan, ni respuestas claras, y aún así… hay espacio para descansar ahí.
Nos enseñaron a ver el caos como enemigo, como señal de debilidad. Pero el caos también trae pausas, giros inesperados, y momentos en los que, aunque no lo parezca, estamos reacomodándonos por dentro.
No es fácil soltar el control. Pero cuando lo hacés, aunque sea por un ratito, empezás a descubrir una paz que no depende de que todo esté perfecto.
🌪️ ¿Qué puede enseñarte el caos?
- Que no todo tiene que estar resuelto para avanzar.
- Que sentirte perdido no significa estar estancado.
- Que incluso en medio del ruido, podés escucharte.
- Que hay belleza en lo que todavía no se ordenó.
🧠 Una frase para anotar en días de caos
“Tal vez no tengo todas las respuestas, pero puedo quedarme conmigo en lo que no entiendo.”
El caos no siempre avisa, no siempre es bienvenido, pero a veces es justo lo que necesitábamos para soltar lo que ya no tenía sentido. No todo lo incierto es una amenaza. A veces es el comienzo de algo nuevo.
La mente busca orden por instinto, pero el crecimiento personal suele ocurrir en espacios de desorganización aparente. Aceptar el caos como parte del proceso permite mayor resiliencia emocional y menos culpa.