Se habla mucho de “vivir el presente”, pero a veces suena abstracto, casi inalcanzable. Como si fuera algo reservado para monjes en la cima de una montaña. Pero no. Vivir el presente no es estar todo el tiempo en paz. Es estar todo el tiempo presente, incluso cuando hay caos.

No significa ignorar el pasado ni dejar de proyectar el futuro. Significa no vivir atrapado en ninguno de los dos. Es registrar lo que pasa ahora, en este momento, sin escapar ni juzgar. Estés lavando los platos, caminando por la calle o escribiendo en tu cuaderno.


📍 ¿Cómo se vive el presente en la vida real?

  • Cuando sentís la textura del agua al lavarte las manos, en lugar de hacerlo automático.
  • Cuando comés prestando atención al sabor y no solo mientras mirás el celular.
  • Cuando escuchás a alguien de verdad, sin pensar en lo que vas a responder.
  • Cuando parás un segundo, respirás y decís: “estoy acá”.

🧘‍♂️ Vivir el presente no es:

  • Estar relajado todo el día.
  • Evitar emociones difíciles.
  • Olvidarte del pasado o no planear.

Es simplemente traer tu mente a lo que está pasando ahora. Es volver. Y si te distraés (porque va a pasar), no pasa nada. La práctica es volver. Una y otra vez.

Estar presente es una forma de autocuidado. Porque cuando estás acá, podés escucharte, regularte, elegir. Y sobre todo, podés vivir, no solo hacer cosas.

DATO MIC 💡
La práctica de mindfulness ha demostrado reducir la rumiación mental, mejorar la atención y generar cambios positivos en la estructura cerebral. No necesitás horas de meditación: con 5 minutos diarios de presencia consciente, tu mente ya empieza a cambiar.